Caminando por las hermosas calles blancas, rocosas y olvidadas (rundown) de Bari, después de ver el contraste con el puerto industrial y adinerado, me di cuenta, posiblemente no por primera vez, pero si fue la primera vez que logré articular la idea... De que soy la primera mujer de mi línea de hermosas y poderosas/fuertes mujeres, que viaja por el mundo. Posiblemente de hecho, soy la primera de las Galindo, de las Valerianas que camina por estas calles. Y lo creo porque, si alguna de las nuestras viene de estas tierras, cosa que dada mi apariencia es bastante probable, es probable también que no lo haya sido de estas exactas tierras (pensando en la historia y la geografía). Y bueno, volviendo al tema... Me inundó el corazón de una calidez, de una fortaleza y de un orgullo inesperado, estoy aquí hoy, viajando, disfrutando este largo camino que comenzó con alguna Galindo allá atrás de mi, y estoy hoy yo aquí... Viajando por todas ellas, hoy viajo y disfruto por todas mis antepasadas que no pudieron. Hoy conozco nuevas historias, nuevas culturas, lejanas tierras por ti mamá, por ti abuelas, porque es gracias a ustedes también que hoy estoy aquí. Hoy estos ojos chiquitos y oscuros, pero con enorme vida y curiosidad, miran estos nopales como los míos, como los tuyos, en estas tierras lejanas que me transportan a las mías de un jalón y me hacen olvidar el enorme mar que nos separa. Físicamente, digo, porque en mi espíritu las llevo a todas, a cada una, dentro de mi. Las amo mujeres de mis vidas, mujeres de esta vida. Te amo E., te amo L., V.,... Y sí, también a tí, te amo O.
Necesitamos redefinir la maternidad, que nos incluya a nosotras: las mujeres.
Porque la maternidad es sólo nuestra.